Si de pronto sientes calor inesperado, sudoración o escalofríos, lo más probable es que estés frente a una enfermedad febril. No es nada místico; la fiebre es simplemente el escudo natural del cuerpo contra virus o bacterias. Aquí te explicamos todo lo que necesitas saber sin rodeos.
La temperatura alta es la señal más obvia, pero hay otros indicios: dolor de cabeza fuerte, músculos rígidos, pérdida de apetito y cansancio extremo. En niños, además, observa irritabilidad o llanto inconsolable. Si notas manchas rojas en la piel o vómitos persistentes, la fiebre está acompañada de algo más serio.
Otro dato útil: la fiebre suele subir más rápido al anochecer y bajar con descanso. No te alarmes si el termómetro marca 38 °C; el cuerpo necesita elevarse para atacar el invasor. Lo importante es observar cuánto dura y cómo evoluciona el estado general.
Primero, mantén la hidratación: agua, jugos naturales o caldos ligeros ayudan a reemplazar los fluidos perdidos. Viste ropa ligera y controla la temperatura ambiente; una habitación fresca pero sin corrientes de aire es ideal.
Para bajar la fiebre, puedes usar paracetamol o ibuprofeno siguiendo la dosis indicada para tu edad y peso. Evita el uso simultáneo de ambos y nunca les des aspirina a los menores de 18 años.
Si la temperatura supera los 39 °C y no cede después de dos horas de tratamiento, o si aparecen síntomas como dificultad para respirar, confusión o dolor intenso en el pecho, llama al médico de inmediato. Lo mismo vale para bebés menores de tres meses con cualquier elevación de temperatura.
En casos leves, el reposo es clave. Apaga la tele y dale tiempo a tu cuerpo para combatir la infección. Una dieta ligera – frutas, verduras cocidas y proteínas suaves – acelera la recuperación sin sobrecargar el sistema digestivo.
Recuerda que la fiebre no siempre significa enfermedad grave; a veces es solo una gripe pasajera. Sin embargo, conocer los límites y actuar con rapidez evita complicaciones innecesarias.
En resumen, observa la temperatura, mantente hidratado, usa analgésicos si hace falta y busca ayuda profesional cuando los síntomas se vuelvan alarmantes. Con estos pasos podrás manejar una enfermedad febril de forma segura y sin pánico.
El virus Oropouche ha causado un brote de enfermedad febril aguda en Brasil, con casos en los estados de Pará y Amapá. Este virus, transmitido por mosquitos, puede provocar fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y articular, y en casos severos, meningitis y encefalitis. Las autoridades de salud exhortan a la población a tomar precauciones para evitar las picaduras.