Un Derbi Paulista que lo cambia todo
Cuando se habla de fútbol en Brasil, pocos partidos levantan tantas pasiones como el Derby Paulista entre Palmeiras y Corinthians. La ciudad de São Paulo se transforma antes, durante y después de esos noventa minutos, y ahora, con el partido de octavos de final de la Copa do Brasil en el horizonte, la tensión es máxima.
La rivalidad no se mide solo en títulos o números. Se respira en la calle, se palpa en el ambiente y hasta marca el ánimo de miles de personas de una punta a otra del país. Este clásico lleva arrastrando historias desde hace más de cien años y todavía consigue reinventarse cada temporada. Pregunta a cualquier paulista y te dirá: ganar este partido vale mucho más que tres puntos o un pase de ronda.
Historial, heridas abiertas y ganas de revancha
Los antecedentes más recientes pesan. En la Serie A, Palmeiras asestó un 2-0 en la Arena Barueri que dolió a los de negro y blanco; pero Corinthians respondió con autoridad imponiéndose 1-0 en la ida del Paulista y, en la vuelta, lograron aguantar un empate a cero que aún escuece en el conjunto verde, sobre todo tras el penalti fallado y la expulsión de Félix Torres, personaje central en una reciente polémica de transferencias.
Pero lo que más llama la atención es la dificultad de Palmeiras para ganar en cancha rival. Tienen atragantada la casa del Corinthians. No sacan un triunfo allí desde 2015, un 0-2 festejado como si fuera un título, con goles de Rafael Marques y Zé Roberto. Es un doble reto: avanzar en la Copa do Brasil y romper una racha que ya incomoda a todos en el vestuario.
Por su parte, Corinthians llega con la moral en alto tras firmar empates vibrantes, como aquel 3-3 de 2015 en el Allianz Parque, aún recordado por su locura de goles y emociones a flor de piel. Les gusta el papel de aguafiestas y, a base de defensa sólida, acostumbran a cortar las alas del ataque palmeirense cuando más importa.
- Para Palmeiras, el desafío es doble: ganar de visitante y reafirmar su poderío ante un rival al que se le resiste en casa.
- Corinthians confía en seguir haciendo de su estadio un muro infranqueable, gracias a su defensa y al respaldo incondicional de su hinchada.
La clave estará en los banquillos. Cada entrenador prepara sus armas sabiendo que cualquier detalle, un despiste o un destello de lucidez, puede definirlo todo. Palmeiras apuesta por atacar desde el primer minuto; Corinthians piensa en resistir, cerrar espacios y salir rápido para golpear en el momento preciso.
Más allá de la táctica y el once inicial, lo que hace grande este partido es lo que significa para la sociedad. El Derby divide familias, genera bromas eternas en los trabajos y pone a los amigos en bandos opuestos durante todo el mes. Es fútbol, pero también es identidad y cultura popular.
Con la Copa do Brasil como campo de batalla —el torneo más imprevisible de Brasil y pasaportero a competiciones internacionales—, la presión crece. El que gane toma impulso para lo que queda de temporada. Así que las entradas desaparecen, la ciudad se llena de camisetas verdes y negras, y la policía refuerza la seguridad. Porque nadie quiere perderse el espectáculo ni lidiar con polémicas fuera del césped.
Queda claro: cuando Palmeiras y Corinthians se ven las caras, no hay términos medios. Todo está en juego, desde el prestigio hasta el rumbo de la temporada. Cada detalle cuenta y cada error se paga caro. El fútbol brasileño se para, y todos miran hacia São Paulo.